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Iniciación al comentario de texto.

Lectura atenta del texto (fase 1):

Lo primero y más lógico que debemos hacer, al estudiar un texto para comentarlo, es conocerlo mediante una atenta lectura.

Para ello es preciso que lo leamos despacio y que comprendamos todas sus palabras. Para ello debemos consultar en el Diccionario de la Lengua Española, el significado de todas y cada una de las palabras que no entendemos. La utilización del diccionario día tras día y año tras año, proporciona un conocimiento tal del léxico, que cuando nos enfrentemos a un texto en un examen sabremos el significado de las palabras que en él aparecen.

En esta primera fase, lo único que debe preocuparnos es entender el texto en su conjunto y en todas y cada una de sus partes. No debemos interpretar lo que dice sino entender, comprender el significado de cada palabra para ir ampliando nuestro léxico.

Localización (fase 2):

Localizar un texto literario consiste en precisar qué lugar ocupa ese texto en la obra a la que pertenece . El texto puede ser un fragmento (de un poema, de una novela, de una escena de teatro, etc.),o puede ser un texto independiente (un soneto, por ejemplo). En cualquier caso hay que intentar una localización precisa.

Para comentar con precisión un texto es absolutamente imprescindible tener en cuenta el conjunto a que pertenece, y el lugar que ocupa dentro del conjunto.

Con la localización del texto comienza, propiamente, el ejercicio de la explicación.

Determinación del tema(fase 3):

Ya tenemos el texto entendido (fase 1) y ya sabemos qué lugar ocupa dentro de la obra (fase 2). Estamos en condiciones de pasar a la fase 3, que es importantísima.

El tema es la célula germinal del fragmento.

Para expresar el tema debemos tener en cuenta dos aspectos importantes debe ser claro y breve. Si tenemos que emplear muchas palabras para definir el tema, seguramente no hayamos acertado.

Lo más probable es que pueda expresarse con una palabra abstracta, rodeada de complementos. Por ejemplo, la soledad, la amistad, la melancolía, la tristeza, etc.

Para fijar el tema, intentemos dar con la palabra abstracta que sintetiza la intención primaria del escritor.

El tema no debe incluir elementos superfluos, ni tampoco debe faltar ningún elemento fundamental. Quiere esto decir que todos los elementos que constituyen el argumento deben estar representados en el tema.

La definición del tema será pues, clara, breve y exacta, no debe faltar ni sobrar nada. Se fija disminuyendo al mínimo posible los elementos del argumento (asunto), y reduciendo este a nociones o conceptos generales.

Determinación de la estructura(fase 4):

Un texto literario no es un caos. El autor, al escribir, va componiendo. Componer es colocar las partes de un todo. En un orden tal que puedan constituir ese todo.

El escritor compone también. El novelista, por ejemplo, distribuye los acontecimientos que va narrando en capítulos y los va ordenando. Hasta el texto más pequeño posee una composición o estructura precisa.

Pues bien, en esta fase de la explicación debemos averiguar en lo posible de qué partes está formado el fragmento.

Para entendernos con claridad, llamaremos apartado a cada una de las partes que podemos descubrir en el texto.

El texto a analizar suele ser breve, por lo tanto los apartados serán poco numerosos: dos, tres, cuatro…Y también puede ocurrir que no encontremos apartados en nuestro análisis. Los apartados se caracterizan y distinguen entre sí porque el tema adquiere en cada uno de ellos modulaciones más o menos diversas.

Análisis de la forma partiendo del tema(fase 5):

Llamamos forma a las palabras, a los giros gramaticales que integran el texto.

Entre todos los medios lingüísticos que el idioma ofrece al escritor, este ha elegido unos cuantos que le parecían más adecuados para expresar mejor el tema. Ha de haber, por tanto, una estrecha relación entre el tema y la forma.

Principio fundamental:

El tema de un texto está presente en los rasgos formales de ese texto.

Del principio fundamental se extrae la norma básica de la explicación. Efectivamente, esta consistirá en ir comprobando, línea a línea, o verso a verso, cómo se cumple dicho principio, esto es, de qué modo el tema va determinando los rasgos formales del pasaje.

La explicación de un texto consiste en “justificar” cada rasgo formal del mismo como una “exigencia” del tema.

Esta fase analítica es la más importante de todas; las anteriores han servido sola de preparación para realizar esta con mayor acierto.

Ante todos los rasgos formales y aun ideológicos que nos vayan llamando la atención, nos preguntaremos “¿por qué esto?” y trataremos de justificarlo como una exigencia del tema.

Primero identificaremos:

  • La modalidad del texto : narrativo, descriptivo, argumentativo o expositivo

  • Después el género: narrativo, lírico o teatral

  • Finalmente la función o funciones que predominan en el texto: expresiva, apelativa o connativa, referencial, poética o estética, metalingüística, función fática.

En los textos narrativos:

Diferencia bien las palabras del narrador de las de los personajes.

Explica cómo es el narrador, según el grado de conocimiento de la acción y de los personajes y de su grado de implicación en la acción: omnisciente, objetivo, testigo de los hechos, narrador personaje...

Habla de los personajes que aparecen en el texto: ¿cómo son? ¿a qué clase social representan? ¿qué papel desempeñan en la obra? ¿qué punto de vista adopta el autor frente a ellos? ¿cómo están caracterizados?:

Habla del espacio aludido en el texto. El espacio es el lugar o lugares donde suceden las acciones: citado / descrito; en algún lugar / en ningún lugar; espacio único / espacio itinerante; real / simbólico; cerrado / abierto; urbano / rural, etc.

Comenta también el tiempo aludido en el texto:

  • (localización de la acción en el tiempo histórico): fechas –datación-, pasado, presente y futuro –marcas temporales, etc.

  • (duración de los hechos que se relatan en la narración). 

 

Conclusión(fase 6)

La conclusión es un balance de nuestras observaciones, que ahora reducimos a sus líneas generales. Y es también una impresión personal.

En la conclusión debemos atar, reducir a líneas comunes, los resultados obtenidos en nuestro análisis. No se trata de sumar dichos datos, sino de resaltar su rasgo común.

La conclusión debe acabar con una opinión sincera sobre el fragmento. Normalmente en los textos propuestos, tenderemos que alabar, porque su calidad así lo exija. Nuestra opinión será modesta y firme.

Basado en el libro de Fernando Lázaro Carreter "Como se comenta un texto literario".

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