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    Aquí tenéis vuestro espacio creativo

Poema de Fabiana 1º ESO

Mi felicidad es tu sonrisa

mi tristeza son tus lágrimas

mi enojo son tus males

mi calor son tus "te quiero"

Siento celos de la brisa...

Matemáticas que calculan, calculan el porcentaje, el porcentaje de mi amor por ti...

                                              LA DIOSA Y EL ZORRO

Hace muchos años existió una diosa que controlaba a todos los demás dioses, era una mujer de piel pálida, ojos blancos y vacíos, sus labios rosados y finos, su nariz pequeña y puntiaguda, su cabello largo y plateado, adornado con una diadema de flores.

Esa diosa tenía buen corazón, ningún pensamiento oscuro se le pasaba por la cabeza, su sonrisa hacía crecer las flores, su honestidad cautivaba el corazón de los hombres, era una diosa alegre, dulce, amable y sabia, podía responder a cualquier pregunta.

Ella quería enamorarse, quería una familia pero ser una diosa la mantenía constantemente ocupada, hasta el punto de que un día tuvo que luchar contra un zorro demoníaco que, sin embargo, era apuesto, con orejas, cola y ojos blancos como su cabello. El zorro estaba lleno de rencor, había perdido a su amada y juró matar a todo el mundo.

Durante la batalla, la diosa miró a los ojos al zorro y sintió algo en lo profundo de su corazón, se había enamorado de él, pero el zorro no sentía lo mismo, así que la diosa dejó que el zorro la matara, pero en el último suspiro ella susurró un “te amo”.

Tomoe, era así como se llamaba el zorro, no supo el porqué pero al sentir el beso en sus labios rosados se enamoró, la cargó en sus brazos y se la llevo con él al bosque de Los mil gritos. Tomoe la llevó a su casa, la cuidó para que su amor despertara, pero él sabía que era imposible un amor de una diosa y un demonio zorro.

Después de casi tres meses la diosa despertó, al ver a Tomoe ella sonrió, era de noche y tomoe estaba dormido a su lado tomando su delicada mano, la diosa al verlo no lo resistió y le dio un dulce beso en los labios, Tomoe despertó y sus mejillas se tornaron tan carmesí como las mejillas de la diosa. Esa noche, fue una noche llena de amor.

Después de eso la diosa quedó embarazada de un hermoso niño mitad dios y mitad demonio zorro. A ella no le importó porque al fin tenía la familia que siempre había deseado y a la que amaría incondicionalmente.

 

 

 

FABIANA PINTO NEVES

2º ESO

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